Y me dejo llevar
cabalgando la noche
de tus ojos
más blanca que la luna
blanca
tu sonrisa
es el motor de mi corazón
entre las dunas
de tu requiebro
me arriesgo
de tu brisa me abrazo
hasta tu casa
de jardines de arena
agasajada llego
desde la fuga de luz
estrelladas en lo alto
nuestras manos
nómadas aún
al ponerse el sol
en tus dominios
libres, huésped
de ámbar negro
ahora
en tu pupila vuelo
desde aquella promesa
sin cartografía
recorro con tus labios
el oasis de los míos
de mi boca
olvidada de sí
entre manantiales
de risas
y perfumes íntimos
nos regalamos
una y otra vez
el uno al otro
y tú, esposado
me nombras
entonces
esposa y reina
la primera, Zenobia
y yo, con un sólo dedo
te trazo, te diseño
tal como eres
desde el perfil
erigido te fundo
monumento único
de seda en la ruta
ancestral y honorable
en que me pierdo
de mí para encontrarte
de nuevo
y reencontrarme
en ti
desde siempre
y para siempre
entre la profunda piel
de las palabras
del ser
del amistar
y del amar


lisi prada